¿Debo hacer testamento?

A menudo, tendemos a vivir como si nunca fuésemos a morir, somos conscientes de que la muerte está ahí, pero nuestra percepción es la de que afecta al resto de personas, lo vemos lejano distante y preferimos que sea el destino quien se encargue de todo.

Pues bien, en muchas ocasiones es conveniente hacer una previsión, desde el punto de vista jurídico, de cómo queremos que permanezca nuestro patrimonio, -en el que puede haber tanto bienes como deudas- cuando ya no estemos aquí.

Otorgar testamento, es un trámite rápido, sencillo y barato, que nos permite disponer de una serie de cuestiones, tales como: dónde queremos que permanezcan nuestros restos mortales, quién puede administrar los bienes de un hijo, cómo puedo asegurar que un cónyuge viudo quede los más amparado posible frente a posibles acciones de otros herederos, …

Por lo tanto, mi recomendación es hacer testamento, pero siempre dejándose asesorar por un profesional de la abogacía, porque de lo contrario puede ocurrir, como dice el refrán, que sea peor el remedio que la enfermedad, puesto que, en algunos casos, alguna disposición testamentaria se puede convertir en un “arma de doble filo” y acarrear una cantidad ingente de problemas y disgustos a algún heredero, consiguiendo el objetivo contrario al que pretendíamos.

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